Anatomia humana del alma

Siento erróneo a veces el referirme al alma de la misma forma que al cuerpo dotándola de elementos anatómicos graciosas expresiones como: los profundos ojos del alma o envolverse con sus abrigadores brazos pero no puedo negar que de cierto modo es una constante necesidad plausible de hacerlo de esta forma, quizás por considerarla como propia uno la adorna de estos elementos que no escatimando en ellos cumplen mejor con la función de simples decorativos que pudieran ser limitantes para algo tan entero como el alma, no deseo verlo así, digamos que solo son elementos accesorios y a veces esporádicos que únicamente la dotamos de ellos cuando la recordamos así.
Pero bien el ahornar la indivisible y propia alma a sus justas unidades es simplemente imposible, de la forma literal, en este momento mientras el hombre solo pueda envolver con su mirada tanto mas allá de lo que tiene frente a el.
Al final solo podremos cansarnos de llenar de accesorios a eso que no es que nos pertenezca sino que es lo que somos y seguiremos siendo.
A veces vagando en esta tendencia y sin ningún punto de referencia así como sin ningún elemento avalable veo al alma valiéndose de los pensamientos como aquellos brazos o miembros para el cuerpo mismo que nos envuelven o alejan.
Aunque desde una visión fría al hablar de esa anatomía humana del alma es poco beneficiosa por la patológica errónea forma de servirse de la estética en las cuestiones de los elementos anatómicos.
Difícil de creer, fácil de imaginar pero que limitada seria.